-
(*)…que en la tercera parte de su libro “Vigilar y Castigar”, específicamente en el capítulo del panoptismo, nos habla de la disciplina como una alternativa medieval para solucionar el problema de la peste. La peste representa el peligro del contagio pero, lo que es aun más grave para el Estado, representa el desorden, el caos, lo incontrolable, lo salvaje, lo potencialmente insurreccionalista: “La peste como forma a la vez real e imaginaria del desorden tiene por correlato médico y político la disciplina. Por detrás de los dispositivos disciplinarios, se lee la obsesión de los “contagios” de la peste, de las revueltas, de los crímenes, de la vagancia, de las deserciones, de los individuos que aparecen y desaparecen, viven y mueren en el desorden” (Foucault 201).
Así, Foucault traslada esta noción de disciplina a nuestra época a través de un invento arquitectónico que terminó cambiando por completo los métodos disciplinarios: el panóptico de Bentham. Este modelo que se usó principalmente en las cárceles pero que hoy se puede aplicar a otras instituciones como hospitales y talleres, lleva consigo un método que no sólo sirve para vigilar sin ser visto, sino que controla los comportamientos “para siempre” en la medida que objetiva a los sujetos. El panóptico produce el funcionamiento automático del poder, un efecto de “hacer que la vigilancia sea permanente en sus efectos, incluso si es discontinua en su acción” (Foucault 204).
Por último, pero no por eso menos importante (grave), destaca la necesidad de las disciplinas como parte fundamental de las democracias, en tanto estas últimas propagan una política de igualdad y sin embargo necesitan, o más bien dependen de disciplinas que apuntan a la exclusión y a la desigualdad: “Y si, de una manera formal, el régimen representativo permite que directa o indirectamente, con o sin enlaces, la voluntad de todos forme la instancia fundamental de la soberanía, las disciplinas dan, en la base, garantía de la sumisión de las fuerzas y de los cuerpos. Las disciplinas reales y corporales han constituido el subsuelo de las libertades formales y jurídicas (…) es preciso más bien ver en las disciplinas una especie de contraderecho. Desempeñan el papel preciso de introducir unas disimetrías insuperables y de excluir reciprocidades” (Foucault 225).
-
Citas: Foucault, Michel. "El Panoptismo." Vigilar y Castigar: nacimiento de la prisión. Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina, 2005. 199-230.
7 comentarios:
Hola, hola interesanterijilla maquinilla
Muy buen comienzo, ta buena la pagina, me gusta la estetica q le estan dando.
Me gustaria saber q paso antes de "A propósito de Foucault", para poder entender mejor el contexo.
Haber si me ayudan con eso.
Saludos
Es siempre sorprendente conocerte en otra esfera. En ocasiones tenemos perspectivas muy "minimalistas" de las personas y de las experiencias que vivimos. Queremos (yo quiero) disminuir a un mínimo y muy exacta expresión todo. Por categoria, por sección, por comprensión. Más es inútil hacerlo porque las cosas tiene vida propia, y la vida no se agota en una mínima expresión. El miedo, la melancolía, el agotamiento, la suciedad, la ciudad tampoco. Y es extraño, a proposito de Foucault parece que ayer, sí ayer, aquel hombre me estubo siguiendo... espero que lo persigan, que salga en la noticias que transmitía aquel televisor... de lo contrario mi seguridad se tranformará en realidad, y eso lo detesto. Prefiero seguir creyendo lo que creo.
!!!que bien escrito!!! la entrada y los comentarios. Bien aliviador el epigrafe de Cobain. Saludos, R
a propódito de la peste (ji), Artaud dice que esta parece manifestarse afectando todos los lugares del cuerpo, los lugares fisicos donde pueden- o están a punto de- manifestarse la voluntad humana, el pensamiento y la conciencia. Dice, ademas, que la peste, al igual que el teatro, es un delirio y contagiosa... En fin, que en la peste los roles se dan vuelta, lo establecido se rompe: "el hijo hasta entonces sumiso y virtuoso mata a su padre; el continente sodomiza a sus allegados. El lujurioso se convierte en puro. El avaro arroja a puñados su oro por las ventanas."...etc.
A lo que apunto con esto (que ya no sé si se relaciona directamente con tu texto, pero ya he escrito todo esto- y sigo- y me da pena borrarlo) es querer resaltar lo extraño de que la disciplina se contraponga a este caos, y que sin embargo, en ninguna de estas situaciones haya una verdadera liberación. Al contrario, la sujeción (del individuo...) está en ambas, en una al poder, y en la otra, a la naturaleza? (enfermedad, catástrofe, dios, o qué se yo) y que, al parecer, ambas son contagiosas, no?
ps: disculpa la extensión
¿Y la otra entrada?
La diciplina se opone al caos, cierto. El que ambas sean contagiosas también en cierto sentido lo es. Sin embargo, tal vez sea demasiado apresurado pensar en una no liberación en ambas situaciones mencionadas, en la sujeción del individuo al poder y en la sujeción de este a la enfermedad.
Poder y enfermedad se contraponen tal cual diciplina y caos; en la diciplina no hay liberación, en el caos sí. Esto quiere decir, la enfermedad comprendida como necesidad, como la materialización de cierta problemática humana que permite en su materialización su enfrentamiento. En el orden en cambio no hay acción alguna, no hay posibilidad de un enfrentamiento. Lo más dificil es conseguir el equilibrio en la polaridad sea cual sea.
Publicar un comentario